Mesalina Tomo 4 - Orgías y juegos

Año 42. Mesalina aprovecha la ausencia de su marido imperial para tejer una red que la llevará al poder supremo. Seguida por su único verdadero y fiel amante Cayo Silio, mayordomo del Capitolio, se prostituye en el senado y en todos los palacios de Roma, organizando orgías para comprar favores. Para acallar los rumores que la implican en el asesinato de Calígula, denuncia a Casio Querea y al personal de la Guardia Pretoriana que ella había encargado para llevar a cabo este asesinato. Los hace ejecutar en juegos sádicos y lujuriosos en el gran circo de Roma ante una multitud que se tranquiliza porque cree estar libre de un grupo faccioso que es peligroso para el nuevo emperador. Los asesinos siguen siendo asesinos. ¡Y los juegos que ofrece Mesalina son tan entretenidos! En la misma línea, exilió a muchos senadores, luego comprometió a dignatarios en escándalos orgiásticos como el del tribuno general de Roma Antonino Máximo, y asesinó a los más reacios por su amante Silio. Llevada por la multitud que creía en el renacimiento de Roma, elevó a Silio al título de jefe de la Guardia Pretoriana en lugar de Querea. Silio… ¡un antiguo esclavo guardián de las termas! Pero hay rumores en la aristocracia, provenientes de Simón el Mago que fue la inspiración de Mesalina y quien lo lamenta mucho. ¿Sería peor que los tiranos que eliminó? Para abreviar y en busca de una prueba de amor, la joven emperatriz ordena a Silio y a su nueva guardia pretoriana que lleven a Maximo al suicidio y luego asesinen a Simón el Mago y a algunos de sus nobles invitados durante uno de sus famosos banquetes. Una carnicería que anuncia la llegada de una serie de problemas…