Proceso - 21 enero 2018
Spanish | 84 pages | True PDF | 14.8 MB
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Sin una clara identidad política –un no priista que carga las históricas lacras priistas–, entre rumores que van y vienen sobre su posible sustitución, rebautizada ya sin su nombre la coalición que lo apoya, el aspirante oficial a la Presidencia, José Antonio Meade, ha tenido escasos avances en su precampaña y se mantiene estancado en el tercer lugar de las preferencias. Su discurso no incide, dicen algunos expertos. Y Javier Lozano, su recién nombrado vocero, reconoce que tiene un reto muy grande: convencer a los ciudadanos de que el PRI, más allá de la corrupción, “tiene una parte muy positiva”.