Los cosacos de Hitler Tomo 1 - Macha
Casterman, 2014 | Spanish | CBR | 49 páginas | 68.9 MB
Guion: Valérie Lemaire; Ilustración: Olivier Neuray
Casterman, 2014 | Spanish | CBR | 49 páginas | 68.9 MB
Guion: Valérie Lemaire; Ilustración: Olivier Neuray
Cuando se evoca a los "cosacos" se piensa en guerreros a caballo, en rebeldes, en bailarines acrobáticos… en los años 60. En aquellos años vivimos una especie de "cosacomanía". Quizás todo empezase en los tebeos, cuando Víctor Mora y Fernando Mora lanzaron las aventuras del "Cosaco Verde". Era "verde" porque la censura franquista dicen que no permitía que fuera "rojo" (palabra maldita por simbolizar el comunismo) y no era "blanco" porque la censura estalinista dicen que no podía aceptar el símbolo de quienes lucharon contra el comunismo en Rusia (Víctor Mora, además, era miembro del partido comunista catalán, el PSUC). También en los años 60, Yul Brynner dio vida en las pantallas cinematográficas a Tarás Bulba para desesperación de los acomodadores que veían impotentes como los niños cabalgaban las butacas y pateaban a ritmo de carga las heroicas cabalgadas de la pantalla. Influidos por la película y la portada que representaba al caracterizado Tul Brynner en la edición de Marabu (Grupo Bruguera) se leyó por fin el sensacional cuento de Nicolás Gogol. Tan apasionados estaban aquellos niños con los cosacos que, en plena dictadura franquista, el Palacio de Deportes de Madrid (y otros lugares de España) llenaron su inmensidad para ver a los "cosacos de Ukrania, Ballet oficial de la república Socialista Soviética de Ukrania" (así llamado, con dos c… en pleno franquismo).
Por eso y muchas cosas más… tienes que leer este relato ilustrado en dos entregas.
Por eso y muchas cosas más… tienes que leer este relato ilustrado en dos entregas.
MAYO, 1945. Lienz, Austria. Edward y Nicolas, soldados británicos, son destinados a la vigilancia de los prisioneros alemanes. ¿Alemanes? No tan seguro… Aliados de Hitler, condenados al odio y a la muerte por Stalin, los últimos herederos de la nación cosaca han puesto su destino en manos de los vencedores, alimentando la esperanza de encontrar refugio en Occidente. ¿Escucharán los británicos sus plegarias? Eso es no contar con la implacable máquina de guerra estalinista…