Sangre de Dragón Tomo 11 (de 12). Eres de mi sangre

El comandante Vásquez y el hechicero Accursio Medicis, de la Orden de las Cenizas, están buscando la Ciudad de Oro. En la persecución, Hannibal Meriadec y sus tropas son emboscados en el medio del río Orinoco. Sólo consiguen salvarse gracias a la intervención de su hija Lilith, que alza un ejército de muertos contra los soldados españoles. Esta ayuda improvisada no es suficiente para tranquilizar a los aliados de Hannibal, que tarde o temprano esperan que la hija atente contra la vida de su padre. Lo único que la motiva es el oro, el oro y Satanás. A menos que se equivoquen. Después de todo, ni el Sr. Puck ni la dama Elween pueden afirmar conocer el alma de Lilith. Y su alma es abisal.