La Condesa Sangrienta

Poco se puede decir a estas alturas de la condesa más famosa del mundo junto a su “primo” Drácula. Erzsébet Báthory, mórbida y alucinada, es retratada por la autora del texto, Alejandra Pizarnik, en una de sus obras más emblemáticas, sin dejar de mirar el lado humano de la condesa, que aunque monstruosa, sádica y perturbada, no deja de ser humana y por ello representante de la especie, y en este caso, del lado oscuro de nuestra mente.
En la parte de ilustración, las pesadillas, las fantasías y el erotismo se aderezan con personajes a la altura de la demencia de la condesa y consiguen inquietar al lector con su influencia bosquiana, carente, esos sí, del más mínimo sentido del humor. Que dan miedito, vamos. Todo ello gracias al trazo firme y a la maestría de Santiago Caruso.
Acusada del asesinato de seiscientas cincuenta jóvenes, Erzébet Báthory es una de las criminales más siniestras de la Historia. En su castillo de los Cárpatos, a finales de siglo XVII, la condesa se cierne sobre sus víctimas para desangrarlas y conservar su juventud. Su leyenda maldita y fascinante pervive en el tiempo. La condesa sangrienta es una de las composiciones clave de Alejandra Pizarnik, sus páginas construyen un retrato perturbador del sadismo y la locura que las estampas del artista Santiago Caruso recrean con admirable maestría.